El invierno trae consigo una variedad de fenómenos meteorológicos que van más allá de la nieve y la lluvia comunes. Según informó el Servicio Meteorológico Nacional, la temperatura de las nubes y del aire entre estas y el suelo son factores determinantes en el tipo de precipitación que se produce.
Cuando la temperatura en las nubes es positiva, se forma la lluvia tradicional. Sin embargo, el trayecto de las gotas hacia la superficie puede resultar en diferentes fenómenos.
Si la temperatura del aire se mantiene positiva, las gotas llegarán al suelo como lluvia. No obstante, si el aire se enfría hasta alcanzar valores negativos, las gotas se congelan formando el graupel, pequeñas bolitas de hielo blanco y blando que pueden confundirse con nieve.
Un caso particular ocurre cuando las gotas de lluvia permanecen en estado líquido a pesar de tener una temperatura negativa, fenómeno conocido como agua sobreenfriada.
“Cuando estas gotas chocan con el suelo o los objetos, se congelan instantáneamente, formando una capa de hielo duro sobre todas las superficies”, explicó el SMN. Este fenómeno se denomina lluvia helada o engelante.
Cuando las temperaturas en las nubes son muy bajas, se forman pequeños cristales de hielo que se unen para crear copos de nieve. El destino de estos copos depende de las condiciones atmosféricas que encuentren en su descenso.
Si las temperaturas se mantienen negativas durante todo el trayecto, los copos llegarán al suelo intactos, creando el típico paisaje invernal. Sin embargo, si encuentran una capa de aire más cálida, pueden derretirse y transformarse en lluvia antes de llegar al suelo.
En ocasiones, la capa de aire cálido no es lo suficientemente extensa para derretir todos los copos. “En estos casos, solo los copos más pequeños se derriten, mientras que los más grandes logran llegar al suelo”, indicó el informe del SMN. Este fenómeno, donde coexisten gotas de lluvia y copos de nieve, se conoce como aguanieve.
Los expertos señalan que la comprensión de estos fenómenos es crucial para mejorar las predicciones meteorológicas y preparar a la población ante condiciones invernales potencialmente peligrosas. La lluvia helada, por ejemplo, puede crear situaciones de riesgo en carreteras y aceras.
La diversidad de precipitaciones invernales demuestra la complejidad de los procesos atmosféricos. Mientras que la nieve y la lluvia son las más reconocidas, fenómenos como el graupel, la lluvia helada y la aguanieve representan variaciones importantes que dependen de condiciones atmosféricas específicas.